El número total de seres humanos asciende a unos 7,300
millones actualmente, cada uno con un tipo de personalidad única y diferente. A
pesar de esto, se pueden reunir grandes grupos de personas que manifiestan
cierto tipo de personalidad en general. Pero ¿qué es la personalidad?, “el
término personalidad procede del vocablo latino persona, que originariamente se
refería a la máscara que utilizaban los actores en el teatro clásico. Como la
máscara asumida por el actor, el término persona sugería una pretensión de
apariencia, es decir, la pretensión de poseer rasgos distintos de los que
caracterizan realmente a la persona que hay detrás de la máscara. Al cabo del
tiempo, el término persona perdió su connotación de pretensión e ilusión y
empezó a representar no a la máscara, sino a la persona real o a sus
características explícitas. El tercer y último significado del término
personalidad profundiza en la impresión superficial para iluminar el mundo
interno, casi nunca manifiesto, y las características psicológicas ocultas de
la persona. Hoy en día, la personalidad se define como un patrón complejo de
características psicológicas profundamente enraizadas, que se expresan de forma
automática en casi todas las áreas de la actividad psicológica. Es decir, la
personalidad es un patrón de características que configura la constelación
completa de la persona.”[1]
Una vez mencionado esto, se podría decir que cada uno de
nosotros tiene su manera de comportarse. Sin embargo, dentro de la personalidad
existen comportamientos normales y anormales. Al comportamiento anormal de las
personas se le conoce como trastorno de la personalidad. Estos trastornos de
personalidad están catalogados en el Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales (DSM), considerado por muchos especialistas como la Biblia
de los trastornos mentales. Algunos trastornos mentales enumerados en esta
publicación son: esquizoide, depresivo, histriónico, narcisista, antisocial,
sádico, obsesivo-compulsivo, entre otros.
¿Por qué es importante el conocer acerca de los trastornos
de la personalidad en el caso de los miembros en el área de la salud? Cada vez
que una persona llega a un consultorio se puede observar el comportamiento de
esta, desde que llega hasta que se va. El que un especialista y miembro del
área de la salud conozca acerca de los trastornos de personalidad, así como de
los síntomas que refleja el paciente, le permitirá tomar las medidas necesarias
de prevención y cuidado para poder llevar a cabo un procedimiento que no
comprometa o ponga en riesgo la salud de la persona.
Llevándolo a un ámbito más específico dentro del área de la
salud, en la odontología, el que un dentista conozca acerca de los trastornos,
le permitirá tomar los cuidados para llevar a cabo correctamente el tratamiento
odontológico. Primero que nada, al momento de tener la cita inicial, el
dentista debe conocer el grado de afectación que tiene, el tiempo de evolución
con el trastorno de su personalidad, así como la medicación que llevado el
paciente para suministrar el anestésico o medicamentos que sean compatibles con
el tratamiento que ya está llevando a cabo. Asimismo, podrá cuidar la posición
del paciente en el sillón dental y cuidar la presión arterial del paciente. En
aquellos pacientes que requieren un tratamiento de rehabilitación dental, se
deberá tomar medidas en cuanto a los periodos del tratamiento, dependiendo de
las necesidades del paciente, así como instaurar un correcto hábito de higiene
oral en el paciente. Durante la visita odontológica el dentista deberá cuidar
los tiempos de la consulta y realizar el trabajo de una manera más minuciosa
que de la normal, así como dejar bien ajustadas las prótesis dentales y crear
diseños simples y de fácil uso para el paciente.
Con todos los pacientes que sufren algún trastorno dental
se puede observar, clínicamente, algún signo del padecimiento. Algunos manejos
de los pacientes resultan más difíciles que otros por lo que el dentista debe
valorar si el paciente está en condiciones para ser atendido o si se debe
referir primero a un colega para tratar el padecimiento y después brindarle el
tratamiento que necesita.
Todos somos obsesivos
hasta cierto punto. Cuando no permitimos que nuestro celular se descargue
completamente, cuando volvemos para comprobar si hemos dejado la casa con
llave, cuando estamos pensando en lo que sucederá la próxima semana. Estos
acontecimientos son completamente normales. Sin embargo, cuando estos
pensamientos obsesivos se vuelven demasiado frecuentes e intensos es cuando se
hace el diagnóstico de trastorno obsesivo-compulsivo.
“El trastorno obsesivo-compulsivo se ha clasificado como un
trastorno de ansiedad porque los factores principales parecen ser la ansiedad y
el malestar, que suelen aumentar con las obsesiones y disminuir con las compulsiones
o rituales.”[2]
Como conclusión, primero que nada, el odontólogo debe ser
observador. El paciente muestra signos de un trastorno mental, por lo mismo, es
importante tener una buena colección de preguntas guiadoras, para descubrir
puntos que probablemente el paciente no mencione por iniciativa propia o por
desconocimiento. Después hay que adaptar el tratamiento a las necesidades del
paciente, dependiendo del trastorno. Por último, es importante dar las
recomendaciones necesarias al paciente sobre los cuidados que debe tomar para
poder llevar a cabo el tratamiento correctamente y de esta manera resulte
eficaz. Si todo esto se toma en cuenta, tanto el odontólogo se sentirá seguro
del tratamiento que está realizando, como el paciente estará libre de cualquier
dificultad que se pueda presentar durante la consulta.
[1]
Theodore Millon, 2006, Trastornos de la personalidad en la vida moderna,
España, Editorial Masson.
[2]
Michael A. Jenike, 2001, Trastornos obsesivos-compulsivos: manejo práctico,
España, Editorial Hardcourt.
Comentarios
Publicar un comentario